"La parroquia es mi casa". Carmen Almarza se despide tras 25 años de servicio en nuestra comunidad.
  • Este miércoles 30 de abril, Carmen Almarza deja oficialmente su rol como secretaria parroquial, luego de 25 años de entrega generosa y alegre. Madre de cinco hijos y abuela de siete nietos, Carmen se convirtió, sin proponérselo, en un rostro familiar para toda la comunidad.

    Llegó por cosas de Dios.
    “Llegué a la parroquia por casualidad, cosa de la vida y de Dios a lo mejor. De niña íbamos a la parroquia San Ramón y conocí al padre Hugo, quien más tarde fue párroco aquí. Él me invitó a ayudar… y desde ahí comenzó esta historia”.

    Una segunda familia.
    Carmen no duda en describir lo que ha significado la parroquia para ella:

    “Tengo dos familias: la mía y la familia de la parroquia. Esta ha sido una familia extra, de años de alegría. Aquí uno nunca fue invisible. Siempre hubo un saludo, un beso, un chocolatito en el escritorio…”

    Un recorrido con muchos pastores.
    En estos años, Carmen ha acompañado a varios sacerdotes:
    “El padre Hugo, el padre de Debesa, el padre Pinilla, el padre Chomali, el padre Rodrigo, el padre Pedro Pablo, y también al padre Roberto Espejo en tiempos de transición… Todos han sido muy buenas personas. Siempre preocupados por uno, cariñosos”.

    La tecnología llegó a la Parroquia con monseñor Chomali
    Uno de los momentos que más recuerda fue cuando monseñor Chomali impulsó la modernización de la parroquia:

    “Nos mandó a cursos de computación. Yo lloraba, porque no entendía nada. Hasta tomé clases particulares… ¡Y lo logré! Ahora siento que esta es una parroquia a la vanguardia”.

    Evangelizar puerta a puerta.
    Cuando Carmen llegó, la parroquia era más pequeña. Recuerda con emoción su primera tarea:

    “Mi misión era llamar a las cuadras para que el padre visitara las casas. Dejábamos una estampita y así fuimos formando las comunidades”.

    Hoy se va del escritorio, pero no de la comunidad.
    Aunque se despide del rol de secretaria, su vínculo sigue firme:

    “Me voy del escritorio, pero no de la parroquia. Para mí, esta es mi casa. No me puedo desligar”.

    Este martes 29 de abril, durante la Eucaristía, la comunidad le ofreció un gesto de agradecimiento y cariño. A ella, que tantas veces recibió a los demás con una sonrisa, ahora le devolvemos todo ese amor sembrado.

    ¡Gracias, Carmen! Que el Señor y la Virgen te sigan acompañando en esta nueva etapa.

    Puedes ver la entrevista en video AQUÍ

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