Durante las Misas, se repartieron marcadores con los dones del Espíritu Santo, como signo visible de las gracias que Dios concede a cada uno para vivir su fe con mayor plenitud.
Nuestro párroco, el padre Pedro Pablo, compartió un mensaje lleno de esperanza: “Este don que hemos recibido, que es la presencia de Dios que viene a habitar en nosotros, nos llene de gozo y de esperanza”, señaló.
Además, nos animó a vivir con mayor profundidad nuestra vida cristiana: a acercarnos con frecuencia a la Eucaristía, a no abandonar la oración y a servir con generosidad a nuestros hermanos que sufren.
La celebración de Pentecostés fue un verdadero impulso espiritual, que nos llama a caminar unidos como comunidad guiada por el Espíritu Santo.
Revisa lo que vivimos en las imágenes a continuación.